La cuarta edición del certamen celebrada en Madrid tiene como novedad el proyecto SWAP, que, además, se centrará especialmente en artistas de Ucrania.
Aunque sea un lugar común, hay algo en el arte que lo hace un idioma común a todos, independientemente del que cada uno utilice. De ahí que parezca un epíteto (aquella figura retórica que la profesora de lengua explicaba con ‘blanca nieve’ o ‘hierba verde’) que se diga que un festival de arte es internacional. Pero es que, en el caso del Hybrid Festival, va en su ADN. Y va más allá.
El Hybrid Festival ha regresado en su cuarta edición a Madrid del 13 al 28 de septiembre. Y lo ha hecho, además, apostándolo todo: 38 sedes que han cedido sus espacios y más 150 artistas repartidos por toda la capital, desde Prosperidad hasta Carabanchel. Ahí es nada para lo que comenzó siendo un certamen de exposiciones de arte híbrido (de ahí el nombre, que tampoco vamos a ser nosotros más papistas que el Papa) y artistas emergentes (once de los cuales optan este año al premio impulsarte).
Pero vamos con el quid de la cuestión: el tema internacional. Porque el Hybrid Festival presenta como novedad este año SWAP, una iniciativa de colaboración con otros países para un intercambio artístico. Serán seis los espacios en los que tendrán lugar las exposiciones y actividades, con el objeto, claro, de crear sinergias entre creadores y distribuidores locales y extranjeros.
Los primeros invitados provienen de Londres y se llaman Art Licks. Estará en el Espacio Vista el 18 y 19 de septiembre con una muestra que trata de repensar la figura del comisariado artístico. El miércoles 25, en La Juan Gallery, el colectivo alemán Coven Berlin, especializado en cuestiones de género, feminismo y sexualidad, realizará una performance en la que reimaginarán un futuro queer. Además, del 24 al 27, en Alfama Madrid y procedentes de Boiro (Galicia, porque no todo va a ser el centralismo madrileño), el colectivo La Doce llevará a cabo un proyecto específicamente diseñado para el espacio y titulado Sala de espera.
A todo esto hay que añadir que el país que protagoniza, sin embargo, este primer año de SWAP es Ucrania, pues colectivos de hasta tres ciudades focalizarán la atención. Estas son Kiev, Dnipró y Járkiv.
De la capital llegará Dismantlement (20 al 26 de septiembre). Lo hará al espacio Nadie, Nunca, Nada, No, y, comisariada por Anna Sorokovaya, del colectivo Soshenko 33, un lugar de encuentro para artistas de la Academia de Bellas Artes de Kiev.
Dnipró volará a Madrid del 17 al 20 de septiembre con la exposición Soot, del grupo Artsvit. Será en la sala EFTI, donde los artistas Daniil Revkovskiy y Andriy Rachinskiy revisan con un prisma actual la reconversión industrial tras el colapso de la Unión Soviética.
Por último, la fotografía, que llega de la mano del artista ucraniano Igor Chekachkov y su proyecto NA4JOPM8 (2018) a Le Mur Photo Gallery. Con esta serie, el artista busca crear cuestiones metafotográficas sobre los límites del espacio privado o cómo expandir los campos comunes de la imagen. Para pensar, vamos.
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