La oleada de gente joven con hambre de arte puede ser la clave para cambiar el actual modelo de compraventa. Analizamos los porqués.
Según un estudio de la firma Digitas, el 60% de los adolescentes de entre 10 y 14 años tienen una “influencia sustancial” en la decisión final de sus padres sobre qué coche comprarse. O sea, una barbaridad. De gente y de influencia. Bueno, pues, aún así, el mercado no les está teniendo suficientemente en cuenta. Y si ya hablamos sobre qué colgar en las paredes del hogar, ahí hay un nicho que nadie está sabiendo cómo subsanar. Pero volvamos a los datos, que es lo que siempre da rigor y gusta de ver.
Es innegable que la Generación Z, que comprende a los jóvenes que hoy tienen entre 7 y 24 años, más o menos, es la más multicultural y con más diversificación de intereses de la Historia. Según Bloomberg, suponen casi el 32 % de la población total de entre los 7.700 millones de personas que hay en el mundo en 2019. Y no solo eso, sino que son el 40 % de todos los consumidores, lo que, si se une a su “potencial indirecto” (los papis, para que nos entendamos) supone un montante de 3.000 millones de dólares per year. El antónimo de calderilla, para que nos entendamos. Y, para finalizar, traduciendo libremente, el estudio viene a decir que le están robando la tostada a los millennials… pero que nadie, repetimos, les está haciendo el menor caso.
Bien, dicho esto, vamos a centrarnos de una vez en lo que nos ocupa. En el reportaje de Melanie Gerlis Forget millennials —the art market should be looking at Gen Z, que vendría a ser “Olvida a los millennials— el mercado del arte debería estar mirando a la GeneraZión” (la llamo así para abreviar), la autora expresa una realidad: a esta generación no les puedes decir que adquieran algo o qué deben comprar, porque ellos y ellas “ya lo descubrirán”. Son nativos de las redes sociales, saben perfectamente cómo les buscan las marcas y no se fían de lo primero que leen. Además, necesitan ver. Y esto, en el arte, viene a decir que el modelo ha cambiado. Y que hay que modernizarse.
Justin Lee/Flickr
“Olvida a los millennials, el mercado del arte debería estar mirando a la Generación Z”
Melanie Gerlis Forget millennials
Las viejas casas de subastas, las grandes colecciones y hasta las galerías modestas tienen un grave problema. Lo dice Tim Schneider en una columna de opinión que llamó The Gray Market (El Mercado Gris): aunque “la realidad es que la mayoría de las galerías de hoy no se pueden permitir el lujo de planificarse para sus clientes con 10 ó 20 años de anticipación” puesto que “están demasiado concentrados en pagar el alquiler del próximo mes o salvar la próxima feria de arte”, la verdad es que “los miembros más prósperos de la GeneraZión son los únicos que realmente importan”. El periodista aclara que, si el modelo no cambia, los únicos vendedores serán las grandes empresas de arte. Por lo que el modelo no cambiaría, únicamente aumentaría la brecha.
Pero, en sus conclusiones, Gerlis y Schneider, que para más inri escribió su columna basándose en el artículo de la primera, difieren.
Schneider concluye que los ojos, sobre todo desde un punto de vista empresarial, deben estar fijados en esa masa de preadolescentes, púberes, efebos y jóvenes que están cursando aún la Universidad. Pero no porque sean más o menos rebeldes (la Generación X renegaba del corporativismo y los Baby Boomers crearon la contraculura y habría que verles ahora, máximos exponentes de neoliberalismo, que ya ves tú), sino porque seguramente esta generación siga una trayectoria similar a las anteriores. Con múltiples diferencias, claro, pero similar en lo básico, que es el arte y su modelo de negocio, si sigue basado en grandes fortunas y altos precios. Resumiendo: tres cuartos de lo de siempre.
Pero, sin embargo, Gerlis ya se había distanciado y mete un par de factores clave en la ecuación y que harían de esta generación una especie de antes y después: el nuevo conjunto de gustos y avances tecnológicos.
La GeneraZión no se deja engañar por Internet, sino que es proactiva en él. Y exigente. Igual que la respuesta negativa a influencers y vloggers (otro nicho poco explotado en cuanto al arte joven), la Generación Z no funciona bajo las normas que se le imponen. Como es la del actual mercado del arte. Así, y terminamos con un dato, que han faltado, el último Informe de comercio de arte online de Hiscox revela que el 87% de 706 compradores demanda transparencia, precios claros y facilidades. No suena demasiado a una casa de apuestas, ¿verdad?
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