La artista mexicana se inspira en los telares de su tierra para darle un nuevo enfoque a la convergencia de culturas.
Un solo hilo, así tomado, por mucho que brille, si no está tejido, no significa más que eso, un hilo. Pero para la artista mexicana Victoria Villasana, nacida en Guadalajara en 1982, es el pincel con el que materializar sus obras: collages que reimaginan el entramado histórico del que beben tanto la cultura tradicional como el ideario pop.
La tradición como hilo conductor de la obra de Victoria Villasana
En un mundo cada vez más digitalizado, esta artesana ha llevado sus obras a la calle, aplicando color a borbotones en enormes tejidos a la iconografía hiperreconocida.
Los hilos, estambres y colores me recuerdan a México y Latinoamérica, a mi cultura tradicional y mi pasado.
Victoria Villasana
El arte bordado de Victoria Villasana llega a las galerías.
Ya ha conseguido exponer en museos como la Colección Phillips de Washington, aunque ha sido su geometría utilizada en nombres de ayer y hoy la que la ha catapultado a ser un nombre más que reconocido en el mundillo del arte urbano: de Nina Simone a Amy Winehouse, Marilyn Monroe o la mismísima Reina de Inglaterra, Villasana entiende que en el arte debe haber un componente reivindicativo. “Este arte no solo es estéticamente bonito. Abres un diálogo con la gente, lanzas una propuesta. La parte expresiva del arte sirve de catarsis de algo muy doloroso. Me gusta que la gente interactúe con mis obras. Esa es la parte más surrealista, la obra nunca está terminada y puede que nunca lo esté porque es efímera”, argumenta sobre su obra
Dejo que el medio ambiente termine la pieza, el aire, el agua, o un niño que pasa y jala de los hilos. Mis obras siempre quedan abiertas
Victoria Villasana
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