Arte

¿Eres capaz de nombrar tres pintoras más allá de Frida Kahlo? (Parte I)

¿Eres capaz de nombrar tres pintoras más allá de Frida Kahlo? (Parte I)

Repasamos la vida y la obra de tres de las mejores artistas de la Historia, cuyo nombre ha sido silenciado… y por eso no lo conoces.

Empecemos por asumir que tenemos un déficit absoluto en lo que a cultura se refiere. Ese déficit es, básicamente, las autoras. Que oye, está genial que te sepas la vida y obra de Francisco de Goya y Diego Velázquez porque es que Goya y Velázquez eran muy buenos. ¿Quién va a negar eso, Dios mío de mi alma? Y Murillo, y Van Gogh, y Klimt, y Monet, y Miguel Ángel, y, en definitiva, casi cada nombre que haya pasado a la historia porque por algo ha pasado a la historia. Pero ¿eres capaz de nombrar a tres pintoras ahora mismo? Así, de repente, que te vengan a la cabeza y sin poner en Google “PINTORAS” arrellanado/a en el sofá. Y no te digo siquiera de aquí, sino de todo el mundo. Y de todas las épocas.

Molesta darte cuenta de que no. O, al menos, de que no te salen tan rápido. Y son solo tres. Quizá, claro, aparezca en tu mente Frida Kahlo, cuyo rostro además se ha convertido en todo un símbolo (y chapó, aunque en su vida hubo de lidiar con el machismo, que consideraba a su marido, Diego Rivera, mejor). Pero ya. Y eso, acéptalo, está fatal. Y lo sabes. Que se te ha puesto cara de decir ‘cáspita, yo tendría que ser capaz de contestar esta pregunta’. No problemo, porque aquí traemos la primera parte de una serie de artículos en los que encontrarás no solo nombres que aprenderte, sino artistas imperecederas de diversos estilos y etapas históricas que, si ahondas en su obra, te harán descubrirte mejor a ti mismo, te anclarán mejor al mundo y te cincelarán con más rigor a la vida. Mira qué bonito. 

 

1. Sofonisba Anguissola

En 2018, del total de 1.160 de pinturas expuestas en el Museo del Prado, solo seis eran de mujeres. De esas seis, la mitad eran de Anguissola, pintora reconocidísima en su momento que la historia se encargó de ocultar atribuyendo sus cuadros a diversos copistas (hombres). Nacida en Cremona hacia el 1535 y muerta en Palermo 90 años después, fue toda una experta del retratismo, y eso que no le estuvo permitido estudiar anatomía por ser mujer.

Autorretrato Sofonisba_Anguissola - Museo Lancut, Polonia

Vivió la juventud en Italia, donde conoció a su maestro apócrifo, porque no podía darle clases oficialmente: Miguel Ángel, que la acogió bajo su ala. Se trasladó a la corte de Felipe II y allí ejerció su arte como dama de compañía de la reina Isabel de Valois. Nunca dejó de pintar, pero en 1571, el rey, preocupado porque era soltera, le buscó marido en Italia. Enviudaría después y se volvería a casar con un rico comerciante, que la admiraba. Cuando el pintor flamenco Anton van Dyck la visitó en su vejez, se sorprendió de aquella mujer de casi 90 años hablando de pintura con una pasión casi jovial.

Retrato de la reina Ana de Austria - Museo del Prado

2. Lee Krasner

Comúnmente relegada al papel de “esposa de Jackson Pollock”, la única verdad es que la obra de Krasner tiene enjundia por sí sola. Neoyorquina de 1908, hija de inmigrantes ucranianos, su verdadero nombre era Lena, pero se lo cambió por el más ambiguo Lee al ver cómo funcionaba el mundo del arte. Su profesor, el artista Hans Hofmann, ve una obra suya en 1937 y exclama: “Es una obra tan buena que nadie sabría que fue realizada por una mujer”. Su familia no cree en ella.

A comienzos de los 40, en México, conoce a Pollock. Se casan en 1945. A partir de ese año su obra se estanca: no tiene tiempo porque se dedica a cuidar a su marido alcohólico, a promocionar sus obras y a gestionar su arte. Además, ella se sacrifica aún más y, como el respetado pintor ha comenzado con una técnica que requiere de muchísimo espacio para pintar en el suelo en grandes dimensiones, en el estudio ella apenas cabe y se tiene que conformar con hacer Little Images. “Es una pena que la liberación de la mujer no haya ocurrido 30 años antes en mi vida. No podía salir corriendo y hacer mi trabajo como mujer artista en un mundo tan sexista como el mundo del arte, no podía continuar con mi pintura y permanecer en el papel en el que estaba como Sra. Pollock”, aseguraría años después de la muerte del autor en un accidente de coche en 1956.

Imagen vía Tristan Fewings/Getty Images

Desde entonces, y aunque sufre insomnio y sigue el expresionismo abstracto del autor, su obra coge fuerza, vuelo y firma. Se especializa en formas geométricas y planas. La actriz Marcia Gay Harden ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su interpretación de ella la cinta Pollock, de 2000. Ella había fallecido a los 75 años en 1984.

3. Berthe Morisot


Berthe Morisot (Foto: Wikimedia Commons Dominio Público)

Cuando hablamos de Berthe Morisot (Bourges, Francia, 1841) estamos hablando de una de las figuras indiscutibles del impresionismo francés. Quizá, no vayamos a ser malpensados, se ha silenciado en demasía su apellido para que la historia no la confundiera con su otra hermana, también pintora, Edma Morisot. Pero en el caso de Berthe es que hablamos de una de las fundadoras del movimiento pictórico, una vanguardista del impresionismo que exponía a los 23 años en el Salón de París (y estuvo una década haciéndolo ininterrumpidamente, de 1864 a 1874). A todos los profesores que tuvo los fue superando hasta llegar a uno de los que más le influiría, Camille Corot (también referenció a menudo a la Escuela de Barbizon, con Jean-François Millet a la cabeza, este célebre por sus cuadros al aire libre con espigadores y trigueros).

Morisot utilizaba la técnica, muy dada entre los impresionistas, de tomar apuntes –bocetos y boquejos- para luego pintarlos en el estudio. Priman en ella las estampas domésticas, naturales y cotidianas, lo que, al contrario que sus compañeros hombres, relega su obra según los críticos a un segundo plano. Su hermana Edma se casa en 1869 y abandona la pintura. Ella, que había empezado a entablar amistad con la jet set de su época, como los poetas Mallarmé o Baudelaire o los pintores Degas y Manet, se casa con un hermano de este último, Eugène, que la animará a seguir pintando dado que él, pintor aficionado, comprende que no tiene el nivel de su esposa.

Berthe Morisot - La Cuna -Museo de Orsay

Morisot utilizaba la técnica, muy dada entre los impresionistas, de tomar apuntes –bocetos y boquejos- para luego pintarlos en el estudio. Priman en ella las estampas domésticas, naturales y cotidianas, lo que, al contrario que sus compañeros hombres, relega su obra según los críticos a un segundo plano. Su hermana Edma se casa en 1869 y abandona la pintura. Ella, que había empezado a entablar amistad con la jet set de su época, como los poetas Mallarmé o Baudelaire o los pintores Degas y Manet, se casa con un hermano de este último, Eugène, que la animará a seguir pintando dado que él, pintor aficionado, comprende que no tiene el nivel de su esposa.

Berthe Morisot ; Femme à sa toilette, 1875-1880 ; Chicago, Art Institute of Chicago (Stickney Fund, 1924) © Image Art Institute of Chicago

Ella, que solo dejó de pintar el año en que nació su hija Julie, murió sin embargo muy joven, en 1895 (a los 54 años, tres años después que su esposo). Había conseguido exponer en Londres y Nueva York y, aunque al años siguiente sus colegas (Renoir, Monet, etc…) consiguieron celebrar una muestra únicamente de ella que fue un éxito con 340 de sus obras, su nombre, de nuevo, fue olvidado.

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